martes, 20 de diciembre de 2011

RESUMEN EDUCACIÓN 2011: QUÉ PASÓ, EN QUÉ ESTAMOS Y QUÉ ES LO QUE VIENE


Desde la “gran reforma” del actual gobierno; pasando por la manipulación de los resultados de PISA y SIMCE; la disminución de horas en Historia, Artes Visuales y Música; la propuesta de las nuevas Bases Curriculares de 1° a 6° básico; hasta el movimiento estudiantil, el Plan de Apoyo Compartido y el proyecto de ley de desmuncipalización, todos son temas que hemos estado abordando en nuestro blog, desde la perspectiva crítica que nos caracteriza. Como una forma de cerrar este primer año de Anotación Negativa, les ofrecemos un resumen de los principales acontecimientos y conflictos que se suscitaron durante este año 2011 en el ámbito de la educación, junto con un  balance crítico de sus consecuencias y una proyección acerca de su desarrollo en el futuro.

LA “GRAN REFORMA”

Con bombos y platillos se anunció a fines de 2010 lo que se describió como la ‘gran reforma’ en educación, esa que Chile necesitaba y había estado esperando. Esta reforma se anunció en relación con los resultados obtenidos por Chile en la prueba PISA 2009 y en el SIMCE anterior. Por primera vez en muchos años nuestro sistema educacional demostró mejores resultados en ambas pruebas, y fue consignado en el informe McKinsey como uno de los países con mayor mejora del período, lo que probablemente dejó a nuestros políticos en franco desconcierto, acostumbrados ya a hacer de estos instrumentos el argumento de turno para justificar cualquier cosa.

Lo curioso es que, en lugar de haber hecho lo que parecía lógico, es decir, ver qué se había hecho bien para seguir haciendo más de eso, Lavín y Piñera aparecieron a mangas arremangadas en los medios, explicando que estos resultados seguían siendo muy bajos, por lo que la reforma que ellos proponían debía hacerse de todas formas. Junto con ello, la forma en que los resultados del SIMCE se publicaron fue engañosa, simplificando variables para que a primera vista los colegios privados aparecieran como el modelo a seguir, en circunstancias que sabemos que, aislando los factores correspondientes, estos establecimientos solamente tienen mejores resultados debido al nivel socioeconómico de sus estudiantes, y los establecimientos municipales resultan ser más eficientes con menos recursos.

¡¡¡MÁS SIMCE!!!

Los primeros anuncios se refirieron a la necesidad de incrementar el número de evaluaciones estandarizadas, proponiendo incluso rarezas como un SIMCE a los 7 años, ampliando además estas pruebas a otras disciplinas, como educación física e inglés. Se alude para ello a que los países desarrollados hacen muchas evaluaciones de este tipo a sus estudiantes, lo que no es cierto, pues en la tan mentada Finlandia los niños pueden aprender a leer hasta los 8 años sin que nadie los presione ni que sus profesores sean calificados de incompetentes por ello. Incluso en países como Inglaterra, donde el fanatismo por la evaluación estandarizada es bastante alto, se han eliminado algunas pruebas y se ha intentado moderar la presión que esta ejerce en los niños pequeños, optando por evaluarlos a través de reportes de los profesores en torno a actividades modelo que los estudiantes realizan como parte de su dinámica cotidiana. Se ignora aquí la gran cantidad de evidencia existente acerca de las consecuencias negativas que el exceso de este tipo de test tiene para el sistema educativo: se reduce el currículum, se enseña para la prueba, se distorsiona la enseñanza y el auto-concepto profesional, y se discrimina a los estudiantes con bajo rendimiento. 

LOS LICEOS DE EXCELENCIA

Otra de las ideas brillantes de la gran reforma fue la creación de 60 liceos de excelencia, que permitieran a los estudiantes más meritorios del sistema público acceder a una mejor educación secundaria. No hace falta mucho análisis para ver lo descabellado de una idea como esta en un país que lidera, vergonzosamente, los niveles de desigualdad de la OCDE, vitrina en que se nos ocurrió instalarnos pese a que dicha organización ha dejado en evidencia a nuestro sistema educacional como uno que fomenta la desigualdad y la separación entre clases sociales. Quiere decir que no hemos cambiado mucho desde el siglo XIX en este ámbito y que las medidas de este gobierno resultan bastante consistentes con las que propuso Pinochet cuando declaró que la educación secundaria y universitaria sería solamente para unos pocos, mientras que el Estado solamente se debía hacer cargo de proveer educación primaria elemental para los demás.

En un contexto como este, ¿quién puede pensar que la solución es abrir un poco más la elite a través de ciertos liceos que beneficiarán a un muy pequeño porcentaje del total de alumnos a nivel nacional? ¿Qué pasa con el resto de la población? ¿El resto se resigna a no tener las mismas oportunidades y a quedar estigmatizado como alumno/a de colegio ‘de semáforo en rojo’? Claramente no se va con esto camino al desarrollo; habrá que ver si la enorme inversión al menos cumple con su cometido en términos de resultados, aunque probablemente lo hará dados los procesos de selección involucrados. 

¿MEJORAMIENTO DE LA PROFESIÓN DOCENTE?

Otro de los ámbitos en que la ‘gran reforma’ propuso cambios, fue la profesión docente. En primera instancia, se presentó el proyecto de ley (hoy aprobado) sobre calidad y equidad de la educación, que establece una serie de cambios administrativos para el funcionamiento de los establecimientos municipales. Dichos cambios se refieren a aspectos como los procesos de selección de directores y la introducción de sistemas de alta dirección pública, aunque sin que el poder que hoy tienen las municipalidades se modifique mayormente.

En lo que sí hay modificaciones es en las condiciones laborales de los docentes, que se vuelven todavía más precarias: ahora pueden ser despedidos si tienen una mala evaluación, no solamente en el sistema nacional de evaluación docente, sino en evaluaciones de la propia corporación municipal, lo que encierra múltiples riesgos, sobre todo si el profesor no es obediente o políticamente conveniente para aquellos en el poder.

Podríamos reconocer que, por otra parte, se han realizado cambios positivos, como la beca vocación de profesor y los incentivos a la excelencia. Sin embargo, además de las críticas que los mismos beneficiarios han realizado de esta beca, no resulta muy prometedor estudiar gratis para salir ganando entre $350.000 y $500.000, mucho menos que un enfermero o un ingeniero en su primer año de trabajo. Esto con la proyección de aumentar ingresos por buenos resultados en la prueba Inicia o por la Asignación de Excelencia Pedagógica solamente hasta $150.000 pesos más.

Todo lo anterior para tener una jornada laboral de 44 horas, de las cuales la mayoría son en aula, más otras horas en las tardes y fines de semana planificando, corrigiendo pruebas y trabajos, asistiendo a cursos de perfeccionamiento, para luego jubilar con una pensión miserable, aumentada por un generoso bono que permite algo así como $55.000 pesos más al mes. 

Además, algo que no se ha mencionado públicamente es la baja en el financiamiento para programas de desarrollo profesional docente desde 2010, única instancia para la actualización de los profesores y canal de comunicación para la apropiación de nuevas políticas gubernamentales.

CAMBIOS EN LOS PLANES DE ESTUDIO Y EL CURRÍCULUM

Más públicamente conocidos fueron los conflictos en relación con los cambios propuestos para los planes de estudio, bajo el infundado argumento que indica que solamente por tener más horas de Lenguaje y Matemática, los estudiantes aprenderán mejor y tendrán mejores resultados. Con esta idea, se propuso primero reducir el número de las horas de Historia, Geografía y Ciencias Sociales. Afortunadamente, la respuesta ciudadana fue lo suficientemente fuerte como para lograr que esto no sucediera. Artes Visuales y Música no han corrido la misma suerte, luego de haber sido condenadas a compartir (y competir por, según el criterio del sostenedor) escasas tres horas pedagógicas en el plan de estudios, tal como en gobiernos anteriores se hizo con áreas como Filosofía. Las autoridades han contestado refiriéndose a las horas de libre disposición, pero cualquiera que conozca la práctica de los establecimientos chilenos sabe que dichas horas en general se utilizan para preparar el SIMCE (así no baja la matrícula y no cierran la escuela). Sin embargo, esto sigue siendo tema de debate. Todavía existe la posibilidad de lograr un cambio. Curiosamente, todas las áreas afectadas, Filosofía en gobiernos anteriores, e Historia, Artes Visuales y Música en la administración actual, corresponden a ámbitos que contribuyen a la formación de ciudadanos críticos, reflexivos y creativos, capaces de modificar las condiciones existentes.

Mucho más silencioso ha sido el cambio curricular que se ha propuesto para los niveles de 1° a 6° básico. En todos los subsectores se está proponiendo una modificación radical del currículum, disfrazada de mero ajuste. Como elemento común a todas las áreas, hay una simplificación del currículum, una baja en las expectativas de aprendizaje, una ideología conservadora frente a algunos temas, una disminución de aquellos aprendizajes ligados a la generación de una perspectiva crítica personal, junto con una serie de imprecisiones y desactualizaciones teóricas en cada una de las disciplinas. Hemos discutido en detalle cada área en este blog. Todo esto en el marco de un proceso de consulta que ha pasado casi desapercibido y que ha tenido solamente una mímica del diálogo con los actores relevantes. Hay que recordar que el segundo proceso de consulta, Artes Visuales, Educación Física, Música, Tecnología y Orientación, se encuentra todavía vigente.

A estos cambios se agregan medidas como el Plan de Apoyo Compartido, que ha significado una ayuda para algunos profesores, pero que claramente repite el modelo de las fundaciones, en que los docentes no tienen mayor capacidad de decisión, sino que se les da el manual completo de lo que deben hacer clase a clase.

En fin, resulta lamentable que luego de un larguísimo proceso de ajuste curricular 2009 y tras más de 10 años de reforma curricular en que los resultados del cambio empezaban a vislumbrarse, se tire todo esto por la borda para instalar un modelo que claramente empobrece las expectativas del sistema.

EL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL

Como era de esperarse frente a tanta decisión desafortunada, la ciudadanía se levantó para reclamar la reforma que sí necesitaba, que sí le hacía sentido después décadas de un modelo impuesto durante la dictadura. Lo que el gobierno nunca quiso escuchar, como ha sido su actitud habitual, es que no se pedían medidas parciales de más becas y créditos, sino que se pedía un cambio en los fundamentos del modelo que rige nuestro sistema educacional, donde el mercado y la libertad de enseñanza dejaran de ser la prioridad, y el derecho a una educación pública, gratuita y de buena calidad para todos primara como principio central.

A diferencia del éxito del movimiento colombiano, creo que nadie está muy seguro en este momento de las ganancias y pérdidas del movimiento nacional. Es un análisis que sigue en curso. Está claro que las autoridades no quisieron escuchar y que la oposición no fue lo suficientemente valiente como para demostrar que esta vez sí podía comprometerse con algo. Qué tan fuerte golpeó este movimiento a la sociedad y al sistema político chileno, es algo que no veremos todavía. Hoy solamente sabemos que en los liceos tomados hay una cacería de brujas de estudiantes y profesores, como si protestar fuera un delito, y que habrá más dinero para educación, en becas y créditos más amables con ‘el consumidor’.

PROYECTO DE LEY DE DESMUNICIPALIZACIÓN

Finalmente, uno de los temas actualmente en discusión tiene que ver con la propuesta del gobierno para la desmunicipalización de la educación en Chile. Como era de esperarse, no se trata de un proyecto en que el Estado vuelva a asumir responsabilidades que antes le eran inherentes, sino que la descentralización se traspasa a agencias locales de educación, cuya composición y grado de participación por actor no es del todo clara. Junto con ello, al ser el alcalde quien está a la cabeza de todo esto, la disminución de la incidencia de lo político en lo educacional se vuelve cuestionable. También causa sospecha la apertura a la presencia de convenios con privados y la alusión a fundaciones. En fin, es algo a lo que hay que estar atento, pues nuevamente pueden dejarnos amarrados a un sistema que no garantice el predominio de la calidad por sobre el interés político y económico.

No creo exagerar si digo que el panorama hoy me parece un tanto siniestro. Las iniciativas del gobierno apuntan a la persistencia de un modelo de mercado; al empobrecimiento del aprendizaje de los estudiantes; al incremento de un diseño basado en la selección y la exclusión; al silenciamiento absoluto de los docentes bajo la presión de los test, del despido, de la precariedad y de programas pre-diseñados; a la ausencia de participación ciudadana en los procesos de cambio en educación. Si hay algo positivo que decir de este año, es que el tema de la educación volvió a cobrar relevancia a nivel nacional y que ya no se puede volver atrás, tendrá que ser, al menos, promesa de campaña, aun cuando sabemos que eso no significa nada.  

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