martes, 28 de febrero de 2012

ACERCA DE LA ACTUAL CONFUSIÓN CURRICULAR

Algo que a veces no se contempla en la realización de políticas es qué consecuencias inesperadas puede tener un cambio en la práctica, en términos de la confusión que puede generar si no ha sido planificado de una manera adecuada. Es lo que en este momento sucede con la superposición de herramientas curriculares existentes. Intentamos en este artículo desentramar y hacer más clara la situación, especialmente para aquellos que deben planificar en base a este tipo de instrumentos.

El año pasado se publicaron nuevas Bases Curriculares para los niveles de 1° a 6° básico. De esto se supo en los medios tardíamente y solamente por detalles como el cambio de ‘dictadura’ por ‘régimen militar’ o la disminución de las horas de Historia y Artes Musicales. Lo que no se menciona mucho es de dónde y en base a qué se realiza esta modificación, sobre todo considerando el proceso de Ajuste Curricular que había recién finalizado en 2009. La LGE, establecida el mismo año, se utiliza como argumento para justificar este cambio. Dicha ley indica que la formación escolar cambiará de estructura para volver a tener 6 años de educación básica y 6 años de educación media. En ese contexto, establece que:
 
Corresponderá al Presidente de la República, mediante decreto supremo dictado a través del Ministerio de Educación, previa aprobación del Consejo Nacional de Educación, establecer las bases curriculares para la educación parvularia, básica y media. Éstas definirán, por ciclos o años, respectivamente, los objetivos de aprendizaje que permitan el logro de los objetivos generales para cada uno de los niveles establecidos en esta ley.” (pp. 14-15)

En términos prácticos, sin embargo, la implementación de esta nueva estructura solamente sería factible en Chile desde el año 2017. ¿Cuáles son, entonces, las motivaciones para realizar un cambio tan anticipado? Y junto con ello, ¿hay realmente una evaluación de las consecuencias a nivel práctico que podría tener una implementación tan temprana?

Observando las polémicas generadas en torno a las nuevas Bases, y los aspectos críticos indicados en este y otros espacios, queda claro que la motivación es política e ideológica. Hay un sentido de urgencia por modificar el currículum, que no es otra cosa que aquello que como sociedad decidimos (o que algunos pocos deciden) que es importante y no importante, y qué tipos de seres humanos queremos formar para el futuro.

En términos de las consecuencias de este cambio, hay varias que habría que destacar, como se detalla a continuación.

Interrupción de y superposición con políticas previas

Claramente no hay un análisis ni un rescate de aquello que se venía desarrollando, por una evidente necesidad de realizar un gesto político de cambio y de comenzar ‘desde cero’. Divertido resultaba ver a los políticos del nuevo gobierno tratando de manipular los datos de SIMCE y PISA 2009 para hacer ver la urgencia de un cambio, pese al incremento de puntajes en ambas pruebas.

Ello implicó, por ejemplo, la interrupción de ciertas políticas, como los Mapas de Progreso. Si bien estos siguen disponibles en el sitio del MINEDUC, jamás se publicaron aquellos que corresponden a Comunicación Oral en Lenguaje y en Idioma Extranjero, pues no se alcanzó a trabajar en ellos antes del cambio de autoridades. Junto con ello, se trata de documentos que no operan con las mismas expectativas que las Bases Curriculares actualmente propuestas, por lo que pronto resultarán obsoletos o, al menos, incoherentes con lo que se exige abordar a los profesores.

Además de las interrupciones, se generan múltiples superposiciones. Por ejemplo, al parecer no se estudió el calendario del Ajuste Curricular 2009, de manera que no se evaluó el nivel de simultaneidad curricular que podría generarse. Dicho ajuste debía empezar a regir oficialmente desde 2010 para los niveles de 5° a 8°; desde 2011 para 1° a 4° básico y 1° y 2° medio; y desde 2012 para 3° y 4° medio. Ello implicó tener que, por ejemplo, planificar procesos como la elaboración de textos escolares o el establecimiento de estándares para la formación de profesores de educación básica con mucha anticipación a partir del Ajuste 2009, ya que se trata de procesos que se realizan con dos o tres años antes de la publicación definitiva.

Por ello en el año escolar 2010 hubo profesores que recibieron textos escolares en base al Ajuste, pero sin contar con los programas de estudio correspondientes al nuevo currículum, pues esta fue otra política que el nuevo gobierno interrumpió. La jefa de la Unidad de Currículum se limitó en ese entonces a opinar “No creo que a los colegios les importe mucho no tener los nuevos Programas de Estudios” (CIPER Chile, Abril 2010), lo que únicamente refleja su completo desconocimiento acerca de las prácticas de planificación en los establecimientos chilenos. Por ello, en 2011 el MINEDUC decide publicar programas nuevos para algunos niveles, en base a los Objetivos Fundamentales y Contenidos Mínimos del Ajuste 2009.

Debido a estas decisiones, en este momento nos encontramos con la siguiente situación: tenemos unas Bases Curriculares nuevas de 1° a 6° básico aprobadas para algunas disciplinas; programas de estudio de 1° a 4° básico elaborados según el currículum de 2002, otros de 5° básico a 2° medio elaborados según el Ajuste Curricular 2009, y los de 3° y 4° medio según el currículum de 2005; y textos de estudio elaborados según quizás cuál de estas versiones. Si le parece confuso, en resumen: hay tres marcos curriculares diferentes en propósito y estructura operando simultáneamente, a través de diferentes herramientas.  Personalmente, no entiendo cómo se puede planificar así, más que en base al propio criterio profesional, único que persiste más allá de los cambios políticos.

Quiebre en continuidad educación básica y media

Una de las principales finalidades del proceso de Ajuste Curricular 2009 y de los Mapas de Progreso era solucionar la discontinuidad que el currículum anterior presentaba entre los niveles de educación básica y media. Por ello se consignaban ambos niveles en un mismo documento. No  obstante, otro aspecto que las nuevas Bases no están contemplando es que vuelven a generar una brecha entre ambos ámbitos, incrementada por la ausencia de claridad acerca del futuro de los niveles de 7° y 8° básico.

¿No se debiera desde ya estar trabajando en los niveles de educación media con el fin de resguardar continuidad y de garantizar a la sociedad el planteamiento de exigencias y expectativas de egreso acordes con lo que esta necesita? De lo contrario, habrá un momento en que los aprendizajes de los niños que egresen de 6° básico, mucho más básicos por cierto en estas nuevas Bases, no servirán para ingresar a un 7° según el Ajuste 2009, mucho más exigente. Habrá un momento en que el tránsito de 1° a 6°, luego de 7° a 8° y, finalmente, a enseñanza media, será completamente incoherente.

Esto no solamente perjudica las labores de preparación de la enseñanza en las escuelas, sino que también hace que las trayectorias de aprendizaje de los estudiantes se vuelvan caóticas, incoherentes y tendientes al fracaso y la exclusión.

Pese a que se indica que el proceso de elaboración de las Bases ha sido participativo y ha contemplado una amplia consulta pública, está claro que las autoridades no escucharon (como es ya su costumbre) lo que con seguridad muchos de los consultados deben haberles dicho.

Ausencia de difusión curricular por medio de formación continua

Para incrementar esta sensación de política desastrosa y poco previsora, el MINEDUC ha tendido a abandonar el área de formación continua, especialmente aquellos programas relacionados con la comprensión y apropiación crítica del currículum. Se rompe así una bisagra importante entre el nivel de las políticas y el nivel de la práctica, y la difusión curricular se limita a enviar documentos a las Corporaciones Municipales y, por medio de estas, a las escuelas.

Se trata de una torpeza de las autoridades actuales, ya que es probable que lo que los docentes tiendan a hacer en un contexto de tal confusión, es seguir trabajando con los programas antiguos, que son los que ya conocen. Según el modo habitual de operar del presente Ministerio, lo que probablemente se hará será crear más herramientas de medición y presión al sistema que obliguen a las escuelas a implementar, mecánica y acríticamente, las Bases Curriculares.

En resumen: tres marcos curriculares, programas de estudio para dos de ellos operando simultáneamente, pruebas estandarizadas y textos de estudio basados ya nadie sabe en cuál de estos marcos… En fin, un desastre. Sólo queda confiar en el olvidado, poco valorado y menoscabado criterio profesional de los docentes.