Hasta fines de junio se extendió el plazo para participar de la consulta pública sobre las Bases Curriculares que el MINEDUC está proponiendo para los niveles de 1° a 6° básico en diversas áreas. Extraña decisión si consideramos la forma en que el Ministerio ha actuado en el último tiempo a la hora de realizar (no de proponer) reformas. Vemos por estos días en los medios a un Ministro ‘molesto’, ‘enojado frente a estas protestas sin sentido que impiden trabajar y no dejan a los establecimientos funcionar normalmente’, ‘indignado frente a las agresiones de los estudiantes, especialmente aquellas que lo involucran a él’. Lo que no es capaz de ver es que estas reacciones de la ciudadanía resultan naturales cuando la realización de reformas se piensa de manera unilateral, vertical y monológica; lo que no entiende es que actuar así en la generación de políticas educativas también puede entenderse como una forma de agresión, pues se impone un cambio sin consultar a nadie. No se puede pretender que las personas simplemente se acostumbren a acatar cualquier cosa se les ocurra reformar sin considerar la opinión de los actores relevantes.
Y la reforma curricular no ha sido la excepción. Quisiera recapitular aquí diferentes aspectos de este proceso que merecen un análisis crítico en relación con la forma en que hoy en día se están promoviendo los cambios en educación en nuestro país.
En primer lugar, y tal como lo han señalado diversos colaboradores de este blog, se intenta de disfrazar de ajuste lo que en realidad es una reforma curricular que modifica los sentidos, enfoques, la profundidad y la complejidad del currículum actualmente vigente. En los medios se indica que los cambios son leves y positivos, que Lenguaje se mantiene prácticamente igual, que en Historia el único cambio es la inclusión de un componente de formación ciudadana, que el documento “recoge los avances del Ajuste Curricular anterior”, entre otras afirmaciones del mismo tipo. Sin embargo, el análisis de los expertos que han publicado en este y otros blogs indica que se trata de un cambio de dirección muy importante, que modifica de manera significativa lo que durante años se había estado desarrollando y discutiendo a nivel curricular.
Otro punto a destacar tiene que ver con la simulación de diálogo y participación. Por lógica, si uno quiere que las personas se enteren de algo y participen, lo hace público y lo promueve a través de diferentes medios. Sin embargo, cuando recién se publicaron las Bases el 15 de abril, era necesario encontrar un link ni siquiera del sitio del MINEDUC, sino de Comunidad Escolar, o tener la suerte de ver el banner al final de la portada del sitio oficial de Ministerio para poder tener acceso al documento y a la consulta ‘pública’. Durante el período que inicialmente se definió para la consulta, del 15 de abril al 23 de mayo, no hubo prácticamente nada en la prensa, ni siquiera en el sitio de Educación 2020, que recién abordó el tema el 8 de junio, una vez que el plazo ya se había extendido. El único artículo que apareció en prensa (La Tercera) se publicó el 23 de mayo, fecha inicial del cierre de la consulta, por lo que es imaginable que su contribución a la participación a esas alturas no podía ser mucha.
Esto nos lleva a un segundo punto en relación con la participación: si se quiere que los profesores participen leyendo y analizando en profundidad la bases, no se puede dar poco más de un mes para hacerlo, pues sabemos que las condiciones laborales de los docentes en Chile no se caracterizan precisamente por la holgura de tiempo. Todo esto hace dudar de la intención de participación a la que apela la consulta; más bien luce como un gesto que permitirá posteriormente decir que sí, que se le preguntó a la gente, que se hizo una consulta, con el fin de poder afirmar que las Bases representan los intereses de los diversos actores del sistema educativo. Afortunadamente, y quizás por el interés que en las redes sociales surgió con respecto a este tema, se extendió el plazo y ahora es posible encontrar más análisis y discusión sobre el tema para informarse antes de participar.
Además del encubrimiento de una reforma mayor y el simulacro de la participación, hay un tercer aspecto que llama la atención. Se trata de una consulta engañosa, que hace creer inicialmente que la participación esperada es amplia, pues ofrece una variedad de perfiles al seleccionar las opciones de la encuesta, incluyendo los de “Profesor de Educación Superior” y “Egresado de Pedagogía”, junto con una última categoría “Otros”, que haría pensar que existe espacio para la participación de, por ejemplo, personas que trabajan en investigación educativa. Sin embargo, el paso siguiente en la encuesta implica tener un RBD y estar trabajando en un establecimiento, con lo que la variedad de perfiles ofrecida deja de tener sentido y el espectro de la participación se cierra abruptamente. Así, quedan silenciados en este diálogo los estudiantes de pedagogía, los formadores de formadores, los investigadores en educación, los profesores que no están ejerciendo, y los padres y apoderados. ¿De qué participación estamos hablando, entonces? ¿Cómo se puede hablar de diálogo cuando se hace una consulta sin decirle a nadie y sin tiempo para que los que pueden participar lo hagan? ¿Qué grado de inclusión y representación puede tener una reforma que involucra solamente a uno de los actores centrales del sistema?
Finalmente, quisiera mencionar que me ha llamado la atención un factor común en el análisis crítico de los diversos expertos que han colaborado en el blog. Hay una modificación importante en las diversas disciplinas en relación con una simplificación en lo que se espera que el estudiante aprenda, simplificación a la que se agrega el predominio de un alumno más bien pasivo, que es entendido desde su capacidad de absorber información y repetirla, con una presencia mucho menor de las habilidades relacionadas con el pensamiento crítico, la argumentación y la generación de una perspectiva personal. Es evidente que un cambio de esta magnitud no puede tratarse como un simple ajuste y merece una amplia difusión, además de la participación abierta de todos los actores relevantes del sistema educativo.
Reiteramos, entonces, el llamado a participar en la consulta (los que pueden hacerlo) y a seguir informándose acerca de las Bases por medio de nuestro blog. Próximamente publicaremos un análisis de las Bases para el área de Inglés.
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